¿Qué es la alimentación saludable?
Últimamente es muy común hablar de alimentación saludable, relacionándola en la mayoría de ocasiones con adjetivos tales como monótona, aburrida, escasa… Pero, ¿realmente es así?
En los últimos años, han sido muchos los investigadores centrados en lograr la definición más exacta para alimentación saludable, del cual podemos encontrar infinidad de interpretaciones. De este modo la definición que parece más completa es la propuesta por el Grupo de Revisión Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN), quienes definen la alimentación saludable como: “Aquella que permite alcanzar y mantener un funcionamiento óptimo del organismo, conservar o restablecer la salud, disminuir el riesgo de padecer enfermedades, asegurar la reproducción, la gestación y la lactancia, y que promueve un crecimiento y desarrollo óptimos. Debe ser satisfactoria, suficiente, completa, equilibrada, armónica, segura, adaptada, sostenible y asequible”.
Teniendo en cuenta la última frase de la definición vemos nueve adjetivos que vale la pena explicar de forma individual:
- Satisfactoria: debe gustarle a la persona que la lleve, agradable y placentera a sus sentidos.
- Suficiente: debe cubrir las necesidades nutricionales, energéticas e hídricas del individuo según la etapa de la vida en la que se encuentre y de acuerdo a sus circunstancias de vida.
- Completa: debe presentar todos los nutrientes que necesita el organismo y hacerlo en las cantidades adecuadas.
- Equilibrada: debe presentar una cantidad de alimentos lo más variada posible, alimentos frescos y principalmente de origen vegetal. Y evitar en la medida de lo posible las bebidas alcohólicas y aquellos alimentos de baja o dudosa calidad nutricional.
- Armónica: debe presentar equilibrio en cuanto a las proporciones de los tres principales macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas).
- Segura: no debe ser peligrosa para la salud, es decir, con dosis de contaminantes (químicos o biológicos) dentro de los límites establecidos, sin tóxicos o contaminantes físicos, biológicos o químicos que puedan resultar perjudiciales para aquellos individuos sensibles a los mismos.
- Adaptada: debe ajustarse a las características de cada individuo, tanto fisiológicas como patológicas, culturales, sociales y de su propio entorno.
- Sostenible: debe contribuir a evitar o reducir en la medida de lo posible el cambio climático. Apoyar los productos de la zona, frescos y de temporada.
- Asequible: debe ser viable a nivel económico, permitiendo la convivencia y la interacción del individuo en la sociedad.
Así, observamos que la alimentación saludable engloba un grupo muy heterogéneo de alimentos, platos, estilos culinarios… Más que un modo de alimentación podríamos hablar de una forma de vida. Y ahora, ¿sigues pensando que la alimentación saludable es monótona, aburrida y escasa?